Poemas de: Joel Fortunato Reyes. Page: 24

Joel Fortunato ReyesJoel Fortunato, nació en Cd. Cuauhtémoc, Chihuahua, México, en 1958 y es Médico Cirujano especialista en Psiquiatría por la UNAM, tiene tres Maestrías en Ciencias Educación, Sexualidad Humana y Educación Especial.

Autor del libro: «Poemas cercanos», Editorial Palibrio. Este libro recoge una colección de 150 poemas de la producción del autor. Poesías especialmente sugestivas que manifiestan profundos sentimientos y preocupaciones del alma y son una vía al interior del sentimiento y pensamiento del hombre contemporáneo donde los límites no se agotan y el lector se transforma en el principal actor y recreador de la obra escrita por el autor [...]
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pencil32.png Poesía compartida por el autor. Índice de poemas publicados en esta página. Poemas de Joel Fortunato Reyes Pérez.

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Obra poética de Joel Fortunato Reyes. Edición autorizada.

Después del palabrerío

En aquel silencio que corre desnudo
en la libertad del marfil sumiso
decorando catacumbas con la lengua
del suspiro perpetuo de la herida presa
por la trampa sospechosa
del amor en un plato de plata pobre
la cuchara promiscua de huecos llena
el llano relleno de rayos ralos raros...

Del palabrerío después

En aquel silencio sincero siniestro
en la fuente primigenia del zapato
del camino sin mucho esfuerzo
se puede llegar a la ígnea floración
del corredor de los perros azules
en la ciudad de los peces perdidos
por discutir con los canguros dormidos
que olvidaron las metáforas en la noche...

Después del palabrerío

En aquel silencio quería ver
como había hecho el verso final
donde las piedras tiraron pelotas
donde la verdad sale de vacaciones
y cada uno muestra su fracaso
con la mágica fuerza del gato
más allá de la retórica del sapo
en la esquina del viento más cercano...

Después
Del
Palabrerío
En
Aquel
Silencio
El polvo
¡ Muere su muerte polvoso !

→ Joel Fortunato Reyes Pérez

Quizá quise quietud

Por mover ese silencio entre las ramas
de las nubes cinceladas en el pecho
en el aliento de las flores secas
por las virtudes en claras ruinas...

Entre los versos y vasos blancos
entre los cielos y tierra dura
entre los pasos y puente blando
entre los peces y monte rosa...

Quizá son lágrimas de hielo
Quizá quise acariciar el fuego
Quizá quise quietud en el océano.

Quizá quizá, el mármol está marchito
Quizá quise verlo viviendo
Quizá quise quietud entre la muerte.

***** PORQUE *****

Por el espinoso violáceo danzan tristes
arroyos que al mirar los bosques van
dibujando melodías y esmeraldas, donde
la luna tejió unos perfumes dorados. Y en
ese querer perdí mi muerte postrera viviendo.

Quizá quise quietud
estando demasiado muriendo...
¡ Quizá, quizá, viviendo demasiado !
Quise querer como se debe a la vida
Quise quietud como se debe en la muerte...

→ Joel Fortunato Reyes Pérez

Campaneando solo

En los labios de la escarcha el fuego derrite
al sol fresco entre las hojas de sombra
peinando nublado al suelo de campanas
con la transparencia del silencio azul
sembrando sueños bajo el tiempo.

Campaneando solo campaneando.

Con el ritmo que salpica el viento verde
el nuevo recorrido de la noche inquieta
en el árbol que espera la fuente lenta
entre los años más elevados del día
donde el invierno tiene frío y pena.

Solo campaneando solo.

Cuando la voz camina en el bosque rosa
de muchas tardes con nerviosas nieves
en los ojos de las hierbas alquitranadas
con las ramas dejando al cielo oculto
de los frutos al vitral en primavera.

Campaneando solo campaneando.

Porque la guitarra se inclina sometida
a la madera vencedora de las mesas
donde las cuerdas ven al violín dormido
en la noche más pequeña de la tortuga
bordeando naranjos y campanas calladas.

→ Joel Fortunato Reyes Pérez

Descaminado

El camino nuevo, odiado, se niega a ser nublado
debajo del otoño entre los cantos de las jaulas.

Con la esperanza del zapato entre las piedras
tristes acordeones seducidos por el polvo
que espera el fin dichoso en un recuerdo.

En la quietud del lucero en medio de la luna
o como la montaña inseparable corre verde
y escribe en cada espuela su congoja rosa
tan prematura en desengaños bajo la puerta.

Por el olvido que sucumbe ante la tumba
respirando los dolores de una lápida ligera
quedó la calle callada el domingo de descanso
sin quebrarse una costilla del florero gris sereno el puente de púrpura vestido nieva su perfume.

Más con la soledad de los pinos penan pobres
las horas del mar que reposa en una nube roja
con el ritmo que corre a ponerse a salvo solo
como el tambor habla de la madera del barco
que piensa en la campana del campo frío
en la porcelana de la sombra de la hierba.

→ Joel Fortunato Reyes Pérez

Indoblegable

Desnuda la mirada esa ventana
que al mar desgaja su despertar celeste
en los vaivenes recios del tímido desierto
donde me dices : Trepidan parvos
los pies de gusto ; con la risa
suave vuelo de claros trinos...

¡ Oh, fragosidad asidua !.

Allá, cuando la noche duerma, verde,
en invierno, acariciado por el viento,
iré, amigo del relámpago olvidado ;
escultor de rojos días helados,
cultivando tardes azules imposibles,
con los versos que en falso huyeron...

¡ Oh, aviesa inconsciencia !.

Por el hondo anhelo al refrenar el brío
del guijarro en su delicioso encanto
al ritmo pasional de luz de plata
se abre ojiva pura de nidal florido
absorto viendo al cielo bajo el suelo
pienso, en las ruinas del tiempo abatido...

→ Joel Fortunato Reyes Pérez

Inmanencia contingente

Ya he olvidado al soñar tanto sueño
perdido.
Porque me fui llenando de olvidar
al olvido mismo
el mismo que come conmigo mi hambre
ahora que lo perdí.
Mi retrato me regala solo el silencio,
mi viejo silencio al gritar.
Mis cabellos han perdido su viejo color
y el blanco es más gris.
Por los rincones olvidados olvidados por las palabras
no dichas por las desdichas.

¡Oh, dolor,
oh, dolor mío,
solo eres mío!.

¡Oh, dolor, siempre tengo tu compañía,
no me abandones!. Sería inhumano
no sentirlo, cuando la injustica abunda.

¡Oh, dolor, porque circulas por esta
sangre y aliento!. Simple polvo
mañana no seré más ya.

Como tan nunca eterno he sido.
Tan siempre como siempre…
¡Solo gota que se seca y del mar
lleva una burbuja de una ola!..

Ya no sueño. Porque yo mismo soy
un sueño perdido. Un polvo con aliento.
Solo como vine me iré. Me iré como vine.
Solo soledad y compañía a veces, aves, vuelan.

Sin cambiarle a esta alma que no es
mía en absoluto su destino, en un sí que es no.
Sin cambiarle a mi tiempo el reloj
con el silencio transparente… ¡Qué no soy!.

Pidiéndole a mis piedras mis risas mi polvo
a mi polvo mis dolores mis alegrías
al viento soltando este aliento… ¡Solo, mío no es!.
Sin esperar que resbalen los días
como el futuro se ahoga de pasado,
y el vano presente se sueña,
aún no termino de nombrarlo
y ya ha pasado, sus letras, su tiempo,
sus sonidos y su esencia… ¿Quién la tiene?.
¡El ahora no es ahora, es después!.
Es el fragmento frágil de una burbuja.
¡ Qué no es, sino que se va haciendo
con la mismísima sangre de Cronos!.

¿Qué mejor victoria
puede darme la muerte
si, la vida y el amor
así como se van vienen?

¡Oh, dichoso de no haber sido
lo que pude sin poderlo
y al intentarlo perderme
sin dejar de ser el mismo!.

¡Humano siempre humano!
¡Siempre humano siempre!
¡Humano, humano, solo!
¡Solo, solo, humano!

Insignificante mortal ante todo
y ante toda eternidad. Si la hay.
y si no, entonces… ¿Qué es este
tiempo, solo, y en la eternidad qué es?.

Sin pedir más por menos.
Ni de menos por más.
Y que todo lo que deba page
¡Injusto es y será siempre, si no es así!.

Entre la hierba tendido
Como todo deba ser
Como todo ser deba
Tenderme entre la hierba.

Ni más ni menos
partir con todo
lo que traía…

¡Solo para vivir, lo debido, sin más!.

¡Cuánto mar hay en un pez!
¡Cuánta tierra tiene un cuerpo!
¡Cuánta esperanza hay al morirse! ¡Cuánta luz en la punta de un cabello!

Nada sé, lo sé, y no lo dudo.
Ya no pido, acepto, lo que tengo.
Y aún si nada tengo, no pido ya.
Acepto, también, lo que no tengo.
Tanto como lo que tengo, y no me tiene.

Sólo sé que nada mío es permanente.
Y qué todo lo que se me dio daré.
¡Aún sin quererlo, así será!
Siendo así. Iré a dormirme muerto,
Sí, más que un muerto muere sin morirse.
¡Tanto más que muchos otros!.

¡Sólo mi muerte será mía!
¡Porque mi vida sólo fue!.

→ Joel Fortunato Reyes Pérez

Poesía de Joel Fortunato Reyes Pérez, Page: 24

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