Felicitaciones para papá, un gesto sencillo que no cuesta prácticamente nada. A veces no es necesario el uso de tan siquiera un regalo. Un bonito SMS con una frase de afecto es la prueba de que hemos tenido un bello pensamiento hacia él. Frases para dedicar a nuestro padre:
Hemos recopilado una colección de sentencias, aforismos y frases hechas, para que puedas inspirarte en la ocasión de felicitar a un padre, la persona más grande del mundo. Sorprende a papá con un deseo especial. Si no encuentras la frase que buscas ponle un poco de imaginación y veras como tú mismo descubres la dedicatoria perfecta.
"Porque me enseñaste a ser como soy, con un beso fuerte las gracias te doy. Seré como tu cuando sea mayor y estarás para siempre en mi corazón. ¡Te quiero Papá!"
Recopilación de frases para todas las ocasiones. Compromisos, felicitaciones, fiestas y celebraciones. Hemos seleccionado las mejores frases para que puedas utilizarlas en cualquier ocasión.
Dedicatorias a Papa,
Homenaje a Papá en nuestro largo caminar
Que palabra profunda salen de mi embocadura, cuando mis sentidos que brotan de mi corazón. Nombra a papá… arrastrándome y llenando de recuerdos de mi pasado, de mi niñez llena de inocencia y de verdades que nunca mueren.
Viajo a lo lejano, de mi casa íntima, donde jugaba y vivía mi vida a totalidad, me lleno de recuerdos de mi infancia, me desbordo del cariño de mi padre. Me innovo en mi interior de amor y sueños… Y sigo fantaseando con el pasado de chiquillo; que la vida me regalo, con el mejor padre.
Como no resonar mi vida de chaval, como olvidar mis viejos juguetes… Papá_ te acuerdas del coco. Coco… Aquel sonido tan especial del busecito de gallinitas que me obsequiaste. Del pasear por tu finca, llena de bosta de vacas, que por doquier había. Y la casona en aquella zona tan maravillosa, un galpón muy grande lleno de cosas viejas. Del tractor y materiales del trabajo. Y sus árboles frutales allá, al fondo y también lleno de collado y animales por doquier. Y alrededor de aquella vieja casona que nunca olvidare, esos grandes árboles, donde yo con mi cauchera casaba pajaritos. Y tú, con tus hermanos haciendo sancochos y parrilladas. Y lo más divino de aquella casona, ¡que es nuestro mejor recuerdo! las canoas del agua de las vacas, grandes para aquel entonces. Yo pequeño gozaba vallándome, y tu sonriente y feliz de verme; y gozaba de ver como sacábamos agua de aquellas bombas que parecían trompas de elefante. Que tiempos papá, te quiero, te quiero. Te acuerdas de tantos instantes que vivimos, y llevo en mi corazón ya de hombre, pero con alma de niño. Solíamos cazar, tú con tu escopeta morocha, en esas grandes sabanas, caminando todo el día. Y por allá recuerdo que no muy lejos en ese pradera, en un árbol grande se escuchaban unas guacharacas, tú te acercaste lo más que pudiste, y disparaste. Y no funciono la vieja escopeta, echamos a reír y nos tiramos a la grama ya cansados.
Sigo allá en mi ayer, resonando nuestras vivencias inolvidables. Y dibujo en mi mente aquel viejo camión verde, que siempre te acompañaba en tus larga faenas. Que para mí era un pasear de sueños en aquellos caminos de tu hacienda. Y siempre repaso en mi mente, que te escoltaba a donde fueras. Una vez, me monte contigo y cerraste la puerta. Y sin darte cuenta, que mi pequeña mano estaba en la orilla de ella. Mi grito fue intenso y desesperante, la puerta no quería abrir. Y tu angustiado y agitado intentando abrirla; y abrió, mi mano adolorida y yo enojado contigo sin razón. Que tiempos papá, no olvido ni olvidare.
Sigo escudriñando muy internamente en mi mente y corazón, cada instante de nuestras vidas y son tantos recuerdos hermosos de revivir. Como no inmortalizar estos pensamientos, con tu querer puro que mi inspira. Y plasmar, en escritos nuestras memorias.
Sigo bosquejando en mi mente, lo que mi alma sueña, y buscan en la fantasía de la magia del regalo de un deseo del mundo mágico de mi mente y Dios.
Por severo que sea un padre juzgando a su hijo, nunca es tan severo como un hijo juzgando a su padre.
— Enrique Jardiel Poncela
Desconocemos el amor de los padres, hasta que tenemos a nuestros propios hijos.
— Henry Ward Beecher
Es hermoso que los padres lleguen a ser amigos de sus hijos, desvaneciéndoles todo temor, pero inspirándoles un gran respeto.
— José Ingenieros